Una vez electo Salvador Allende, arribaron a nuestro país activistas cubanos, rusos, norcoreanos, etc. y la afluencia de miles de terroristas deportados de Perú, Venezuela, Colombia, España, etc. Enseguida comienzan los actos de violencia, la incautación de empresas, la ocupación de predios agrícolas y urbanos por la fuerza, y más tarde los asesinatos de corte político. Chile comienza a ser irreconocible.
La Contraloría General de la República, decreta que la expropiación de las empresas textiles, es ilegal y que debe devolverse a sus dueños. A
llende no acata esa resolución. Tampoco acatará algunos mandatos constitucionales, ni hará caso cuando el Presidente del Senado, o el de los Diputados le advierten que está saliéndose de la legalidad. Algunos campesinos acuden a Allende quejándose de la ocupación de sus fundos por gente armada. Los Carabineros tienen orden de no desalojar a los que se apropian de tierras. Tres meses después de su elección, a finales de diciembre de 1970, ya hay 5,700 viviendas urbanas y más de cien haciendas agrícolas, ocupadas por la fuerza. Y eso seguirá en aumento. La Corte Suprema de Justicia protesta y al final le escribe una carta pública donde le dice, quejándose "por enésima vez" de que las resoluciones judiciales contra la usurpación de propiedades no se cumplan por orden del Ejecutivo.
Los Generales en retiro también le escriben una carta pública recordándole que las Fuerzas Armadas deben hacer respetar la Constitución y las Leyes y que si el Presidente insiste en la actuación fuera de la legalidad, sitúa a las FFAA en la obligación de deliberar. Es el primer aviso militar.
Pero a lo largo de esos tres años de pesadilla, lo más sublime, hasta un grado casi increíble de esperanzas democráticas, fue la pacífica y creciente resistencia civil, desfilando al grito de ¡Chile es y será/ un país de libertad! y tratando de que Allende congelara la revolución y se decidiera a gobernar por la vía pacífica.
La Contraloría General de la República, decreta que la expropiación de las empresas textiles, es ilegal y que debe devolverse a sus dueños. A

Los Generales en retiro también le escriben una carta pública recordándole que las Fuerzas Armadas deben hacer respetar la Constitución y las Leyes y que si el Presidente insiste en la actuación fuera de la legalidad, sitúa a las FFAA en la obligación de deliberar. Es el primer aviso militar.
Pero a lo largo de esos tres años de pesadilla, lo más sublime, hasta un grado casi increíble de esperanzas democráticas, fue la pacífica y creciente resistencia civil, desfilando al grito de ¡Chile es y será/ un país de libertad! y tratando de que Allende congelara la revolución y se decidiera a gobernar por la vía pacífica.
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